EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO
Lee Marcos 1:8 ( CB ) (compara con Mat. 3:11 ( CB ) ; Luc. 3:16 ( CB ) ; Juan 1:33 ( CB ) ); y Hechos 1:5 ( CB ) y 11:16 ( CB ) . ¿Qué otro rito de iniciación acompaña el bautismo del Espíritu?
En el Nuevo Testamento, hay solamente siete pasajes que hablan acerca de ser bautizados con el Espíritu Santo. Cuatro de esos pasajes presentan a Juan el Bautista señalando el futuro Pentecostés, cuando el Espíritu Santo sería dado para marcar el inicio del tiempo de los “últimos días” de la historia de la salvación.
Juan, sin embargo, en contraste con los otros evangelios, no usa el tiempo verbal futuro cuando habla del bautismo del Espíritu. Más bien, utiliza el tiempo presente, indicando que esto es algo que tiene validez permanente, continua en el tiempo (Juan 1:33). El mismo tiempo verbal es utilizado por Juan solamente unos pocos versículos antes, en Juan 1:29, cuando habla acerca de otra obra importante de Jesús: quitar el pecado del mundo. El ministerio de Jesús consiste en quitar nuestros pecados y darnos al Espíritu Santo. Esta experiencia doble también es mencionada en Hechos 2:38. Después de que sus ojos fueron abiertos a Cristo, los discípulos recibieron ambos: el perdón de los pecados y la unción del Espíritu Santo. La misma experiencia aparece con respecto a los creyentes en la casa de Cornelio, en Hechos 10:43 y 44; y más tarde, en Hechos 11:16. El bautismo por agua es conocido como el bautismo de arrepentimiento (Hech. 19:4). Cuando nos arrepentimos del pecado y somos bautizados en el nombre de Jesús, también recibimos al Espíritu Santo (Hech. 2:28, 29).
En el Nuevo Testamento, recibir al Espíritu Santo y ser bautizado van de la mano. Señalan nuestro nuevo nacimiento. En el bautismo somos identificados con Cristo, y Jesús nos da al Espíritu Santo para que podamos vivir en su poder y proclamar las buenas nuevas. El bautismo del Espíritu no es en absoluto una segunda obra de gracia en un momento más tardío de la vida que algunos asocian con dones milagrosos.
En 1 Corintios 12:13, Pablo no tiene en mente la experiencia única del Pentecostés, sino más bien la experiencia de todos los creyentes. Pablo declara que por un Espíritu son todos bautizados en un solo cuerpo y todos beben de un Espíritu.
Pablo enfatiza la unidad. La palabra “todos” es crucial. Pablo conecta la iniciación de todos los creyentes en el cuerpo de Cristo con el bautismo del Espíritu.
¿Cuál ha sido tu propia experiencia con el bautismo del Espíritu Santo? ¿Qué importancia ha tenido en tu vida? ¿Cómo serías si el Espíritu no obrara en ti?